Agua china
Posted: miércoles, 10 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas: Las cosas que dejé en Cuba
Rafael es un amigo mío que vive en Francia y fue de visita a la provincia oriundo, Santiago de Cuba. Sinceramente lo vi con nuevos aires, empezando por no querer beber agua corriente. Me ha dicho que sólo consumirá la que se vende embotellada en las shoppings con una etiqueta en la que atestigua que es agua mineral. No pude contener la carcajada. Y él creyó que me burlaba de su desarraigo. Pero el motivo de mi risa era otro.
En un mercado en el que los productos más singulares se adulteran, desde el famoso cigarro cubano Habano, el yogur, las langostas, hasta los atributos de los dioses del panteón yoruba, se necesita ser no ya exótico sino abnegado del fidelismo, para confiar en la legitimidad del agua mineral embotellada.
Mucho más cuando hasta el gato sabe que esto de dar gato por liebre constituye aquí una tendencia tan vieja como las mismas shoppings.
Al escucharme, me explicó que no sería un misterio para él eso que acabo de decir, pero que él viene de un mundo donde también la legitimidad tiene su precio. Por ejemplo, y me dice: “el mundo de hoy tiene sus vicios y sus cualidades; la cualidad principal es que todavía no nos toca hablar chino y sus vicios son que nada funciona: la llave del baño tiene fuga; el lavabo se tupe; la mesa nueva es coja, la silla también, la gaveta no se abre, pero cuando la abres no se cierra; la lámpara se enciende y se apaga, la tinta no es tinta, la pluma está oxidada; el sobre de la carta no se pega; hay piedrecitas dentro de la pasta dental, las cuchillas de afeitar no cortan, las manillas de las puertas se quedan en la mano; al cepillo se le caen los pelos; el jabón huele mal; los botones son o demasiado grandes o demasiado pequeños; le faltan páginas a tu libro; las mangas están demasiado cortas; el pantalón es muy largo, la cintura estrecha; los mangos de las ollas giran; los cuchillos cortan al revés; el hueco de la aguja de coser está cerrado; el hilo se rompe; la fosforera no enciende. Todo eso para decirte que la danza china es lenta y hermosa y su Kung fu es de primera calidad, así que una botella de agua Ciego Montero, que no tenga minerales no me asusta”
En medio de este panorama se comprenderá que sustituir el agua mineral embotellada por agua de la pila o de algún tanque gusarapiento, resulta tan fácil como beberla. Agua por agua, da igual, dirán los falseadores. Lo único que las diferencia son las consecuencias de su ingestión, dirá mi amigo.
En un mercado en el que los productos más singulares se adulteran, desde el famoso cigarro cubano Habano, el yogur, las langostas, hasta los atributos de los dioses del panteón yoruba, se necesita ser no ya exótico sino abnegado del fidelismo, para confiar en la legitimidad del agua mineral embotellada.
Mucho más cuando hasta el gato sabe que esto de dar gato por liebre constituye aquí una tendencia tan vieja como las mismas shoppings.
Al escucharme, me explicó que no sería un misterio para él eso que acabo de decir, pero que él viene de un mundo donde también la legitimidad tiene su precio. Por ejemplo, y me dice: “el mundo de hoy tiene sus vicios y sus cualidades; la cualidad principal es que todavía no nos toca hablar chino y sus vicios son que nada funciona: la llave del baño tiene fuga; el lavabo se tupe; la mesa nueva es coja, la silla también, la gaveta no se abre, pero cuando la abres no se cierra; la lámpara se enciende y se apaga, la tinta no es tinta, la pluma está oxidada; el sobre de la carta no se pega; hay piedrecitas dentro de la pasta dental, las cuchillas de afeitar no cortan, las manillas de las puertas se quedan en la mano; al cepillo se le caen los pelos; el jabón huele mal; los botones son o demasiado grandes o demasiado pequeños; le faltan páginas a tu libro; las mangas están demasiado cortas; el pantalón es muy largo, la cintura estrecha; los mangos de las ollas giran; los cuchillos cortan al revés; el hueco de la aguja de coser está cerrado; el hilo se rompe; la fosforera no enciende. Todo eso para decirte que la danza china es lenta y hermosa y su Kung fu es de primera calidad, así que una botella de agua Ciego Montero, que no tenga minerales no me asusta”
En medio de este panorama se comprenderá que sustituir el agua mineral embotellada por agua de la pila o de algún tanque gusarapiento, resulta tan fácil como beberla. Agua por agua, da igual, dirán los falseadores. Lo único que las diferencia son las consecuencias de su ingestión, dirá mi amigo.
Hola.. En todos los lugares si te descuidas te dan gato por liebre. Asi que por supuesto en el caribe no iba a ser menor..
Un saludote de buen día de la amista.