La Sérithèque à La Laiterie des Beaux-Arts

Posted: martes, 28 de diciembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Une exposition d'affiches sérigraphiées d'art et de cinéma cubain, une nouvelle façon de découvrir le travail d'artistes contemporains français et cubains dans un endroit accueillant et chaleureux : La laiterie des Beaux-Arts. Couleurs, contrastes, inventivité : ouvrez grands les yeux !

Recyclage d'une publicité

Posted: domingo, 28 de noviembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Bilbao

Posted: miércoles, 17 de noviembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Récré.1

Posted: lunes, 1 de noviembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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La récré sonne, la maîtresse s'éloigne.

La récré commence, les enfants jouent aux grands,
moi je serai musicien, moi je serai connu, j'aurai une guitare, et moi je serai célèbre, et moi je jouerai à être la marchande, moi je ferai les comptes...
Oui, mais et quand ce sont les grands qui jouent aux enfants ?
Récré.1 commence...

Gymnastique Marxiste

Posted: jueves, 21 de octubre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Séance gratuite de gymnastique marxiste, un animateur oral et textuel, un animateur gymnique et chorégraphique, aucunes contre-indications, tout est possible sauf la compétition.

Dancing

Posted: sábado, 16 de octubre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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El Médico de la Salsa en la Fiesta Latina de Sète

Posted: martes, 28 de septiembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Los duro fríos de Juanita

Posted: viernes, 17 de septiembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Noel Hernández "Jinetes"

El presidente de los CDR había llamado a Juanita la de la esquina para comunicarle que podía ir avisando a los vecinos que esa tarde se haría la reunión relámpago del tranvía.
De relámpago, y no es un engaño, no tenía nada como es habitual. Ni modo alguno: este tipo de reunión a veces tomaba varias horas, pues se discutiría sobre el tema: si el tranvía pasa o no por la cuadra. La respuesta exacta nadie hubiera podido darla. Hace más de 10 años que se discute el tema. Por ejemplo, la primera reunión fue para mostrar los planos del nuevo proyecto del siglo 21, el paso del tranvía, y les puedo decir con toda seguridad que ese episodio duró varios meses.

Juanita tocó a la puerta del ideológico, un viejo que no veía muy bien: “llegó el día Manolo” “¿qué día?” “ahora sí que pasa el tranvía, a las 5 pm empieza la reunión, en frente de mi casa” “pero si hoy es domingo, y tengo que ver mis muñequitos” “hoy es el día Manolo ¿va a ir o no? recuerde que usted sigue siendo el ideológico” “pero ¿de qué reunión me hablas? Todas las reuniones son los lunes y jueves y…” “lo pondré en la lista, usted sabe que yo hago duro frío y tengo que saber cuántos van para no quedarme corta” “¿de qué son?” “firme aquí Manolo”

La siguiente puerta era la de vigilancia, eran a penas las 12 del día: “Pasa Juana” “y ¿cómo tú sabes que era yo y no otro?” “Juanita recuerda que las paredes tienen oídos y ojos…” “Bueno entonces ya lo sabes” “Siéntate en el sillón rojo, tú sabes que el negro era del difunto” eran más de las 12 y decididamente Juanita no terminaría con los duro fríos de la reunión: “me acabo de tomar tres pastillas para dormir” “Rosa hoy es la reunión del tranvía” “Ay Juanita ayer vi a mi marido, bueno a mi ex, con aquella garza” “Rosa yo…” “tú sabes mejor que nadie que Rodolfo era un electricista formidable y no se ahogaba en un vaso de agua ¡oye! Él antes era fiel, entero e íntegro” “Rosa por favor a las 5 pm…” “cuando nos conocimos, cualquier cosa que yo pedía, cataplín, estaba en mis manos, como en un abrir y cerrar de ojos, cuando nos casamos, porque tú sabes que yo , esta que está aquí, se casó con vestido y todo, pues mi vestido fue el mejor y el más escandaloso de todo Santiago, fíjate que nos hicieron un reportaje en el Sierra Maestra porque pensaban que era yo la que había diseñado el vestido de novia, pero de la noche a la mañana todo cambió” “Fírmame aquí y me contarás después Rosa ¿te reservo duro fríos o no?” “Chica pero no he terminado, después de 25 años de casados, Rodolfo se fue con la garza esa ¿no lo sabías?” “sí Rosa claro que lo sé hace más de 5 años de eso y tú…” “mira que dejarme enganchada por esa garza” “Rosa a las 5pm frente a mi casa” “ah me olvidaba ¿tú no tienes unas aspirinas?” “Ahora mismo te las busco” “no, espera, yo voy contigo” “Yo voy sola Rosa ¡ hasta luego!” y le tiró la puerta.

Le tocó la puerta a Rodolfo. El respondió muy agitado: “¿Qué quiere usted?” “Hoy es la reunión y …” “¡Claro! de eso se trata” “¡Exactamente!” respondió Juanita contenta “¿Rosa irá?” “sí, claro que…” “¿qué edad usted tiene?” “Dentro de unos meses cumpliré unos treinta” mintió juanita, “¿se ha enamorado una vez en su vida?” “sí” “¿y él la quiso” “sí” “¡qué bueno! porque yo me enamoré de una loca que me dejó por estar metida en la vida de los demás y por tal de no dormir se drogaba con pastillas. Una noche la cogí con un maletín lleno de medicamentos, ya usted ve, una loca” “disculpe Rodolfo pero ¿irá o no a la reunión? mire que habrá duro fríos de fresa y…” “¿Usted es religiosa?” “No…bueno sí…algunas veces yo…” “pues pídale a Dios que no se vaya la corriente, buenas noches”

A las 8 pm todos estaban en la calle. Habían cerrado con barreras para que los carros no pasaran. El presidente puso en marcha una reproducción, que como es de suponer, la dicha reproducción serviría para explicar los objetivos de la reunión. El disco contenía silencios que serían rellenados por los aplausos de los vecinos: “el tranvía, el mejor del mundo va a avanzar por esta calleaplausosyo sé que es difícil de entender” todos los presentes lanzaban una exclamación de alegría. “Sería el proyecto más grande que se ha inventado en Santiagoaplausosverán ustedes, nadie puede saber hasta que lo haya experimentado, ver pasar el tranvía más grande del mundo” los duro fríos de Juanita chirriaban en las bocas de los presentes “miren bien el entorno, debo advertirles, para mejor comprensión de la atmósfera, que el gran tranvía, es tan ancho, que las calles se ancharán de cinco metros para fuera, esto quiere decir que muchos de ustedes estarán obligados a dormir o comer cerca del tranvía, pero esto les dará la oportunidad de ver pasar el tranvía más grande del mundo cerca de sus ventanas y puertasaplausoslas obras empezarán en el 2050, es decir de aquí a 45 años que se ve lejos pero que ya están aquí como nosotros, la próxima reunión es para debatir dónde se fabricará el tranvía” En unos de los momentos cuando el disco dejó de sonar los vecinos darían por terminada la reunión. Serían la 7 de la mañana.

La laiterie des Beaux Arts

Posted: jueves, 2 de septiembre de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Doble filo

Posted: domingo, 29 de agosto de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Esto sucedió en un pequeño pueblo de Cuba hace unos 100 años. La población sufría de una carencia de carne. Todo el mundo se alarmaba-comer vegetales en estos tiempos, es una falta de respeto-gritaban en las calles. Pero a la larga tuvieron que acertar los vegetales y la caña de azúcar.

Solo Juan no compartía esta vergüenza. Con su naturaleza fría, se puso a afilar su enorme cuchillo de cocina y acto seguido se bajó los pantalones hasta las rodillas para ordenarle a su mujer que le cortara dos filetes de sus nalgas. Los pasaron a la sartén con bastante aceite y se sentaron en la mesa a devorar los hermosos y jugosos filetes. Más tarde saldría a la esquina, como todas las tardes, a jugar dominó con los vecinos. El vecino que se quejaba que estaba cansado de comer todos los días vegetales, se quedó inmóvil al escuchar con qué elegancia Juan anunciaba su gran descubrimiento, llegando a mostrar con detalles su método. Todos manifestaron su deseo de alimentarse, a lo que se llamaría, «de sus propias economías ». También aprobarían en la reunión general del pueblo, que Juan era el único experto en la materia y que este debería cortar los hermosos filetes de sus preciosas nalgas de todos los vecinos.

Un tiempo después, Juan propondría en otra asamblea general, la construcción de una escuela especializada en la materia del cuerpo humano, pues al ver la gran cantidad de gente que venía, sería conveniente para la economía del pueblo. La construcción de la escuela se hizo en tiempo record y los primeros diplomas ya tenían la suficiente maestría. Salían con la tesis de cálculo sobre todas las partes comestibles del cuerpo, descartando claro está, las vísceras y demás órganos. Decían que sobre un peso de 200kg, un individuo podría comer durante 450 días, calculando 1 libra por día.

Pronto se vio a las mujeres sin senos. Para ellas esto representaba una ventaja, pues no tenían que usar los insoportables ajustadores. Algunas no hablaban ya porque se habían comido las lenguas. Por otra parte se producían protestas, por parte de los trabajadores de las fábricas de ajustadores, elevando sus quejas antes las autoridades correspondientes. Pero estas contestaban que no era posible inventar una publicidad para animar a las mujeres a usarlos de nuevo.

Un artista plástico del pueblo realizó un performance en medio de la plaza. Por respeto al arte. Empezó a cortarse lentamente y en cuadritos las partes íntimas. La mayoría de los espectadores estaban escandalizados, tanto mujeres como maricones.

De esta manera la mujer de Juan una mañana, al preguntarle si se levantaría para ir a trabajar, no obtuvo respuesta.

Ahora el grave problema de orden público no era la falta de carne, sino como sensibilizar a un pueblo que estaba muy bien alimentado.

La Charanga Habanera en la Fiesta Latina a Séte

Posted: jueves, 19 de agosto de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Corrida en Béziers

Posted: domingo, 15 de agosto de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Palavas les flots

Posted: sábado, 10 de julio de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Le soleil de Palavas ne nous a pas cramés ce soir là, c'est à l'ombre qu'on a eu droit à un moment de bon humour, sourires, rires et choeur improvisé. On est fans de Gil non chante Marc na. Décalé, intelligent, fin, textes et effets originaux tout comme l'interprétation. Un trio d'artistes à découvrir et redécouvrir. Merci à l'Atelier du Garage, rosé et chamallow.

Global Caraïbes

Posted: domingo, 4 de julio de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Del 11 de junio hasta el 17 de octubre el M.I.A.M (Museo de Arte Modesto) abre las puertas a una exposición titulada : "Global Caraïbes". 27 artistas oriundos de 11 países del Caribe ofrecen otra vision de esta parte del mundo. Lejos de los clichés, de las playas paradisíacas, de las palmeras, del mar azul celeste y de las catástrofes naturales, el objetivo del curador de la exposición Edouard Carrié-Duval es mostrar la riqueza y diversidad artística de esta zona.

Los artistas se revelan en sus diferencias y sus complejidades. Descubrimos una energía asombrante y creativa, fuertes compromisos y posiciones sociales arraigadas en la Historia de esta región : colonización, esclavitud y también mestizaje cultural europeo, africano, americano y asiático.

Fotografías, instalaciones, esculturas, pinturas, videos, objetos rituales se hacen eco y ponen a la luz la complejidad geopolítica de este territorio.

Negro sobre negro

Posted: lunes, 28 de junio de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Ocurrió después de una noche oscura. Alertados ante una tormenta tropical, los animales y algunas personas especialmente sensibles se mostraban ansiosos. La radio anunciaba cada dos minutos el acercamiento de las lluvias. Pero nosotros, digo los del pueblo, estamos acostumbrados a que todo eso sea una patraña más de la naturaleza. Mi abuela abrió el viejo armario y rebuscó entre la ropa. Encontró lo que buscaba y lo lanzó sobre mi cama, ordenó tajante:
-Manuelita ponte este vestido.

-Y ¿para qué me tengo que poner este vestido negro?

-Vamos a un velorio. ¿No pensarías ir con uno rojo?

-Y ¿para qué vamos a un velorio?

-Para velar un muerto ¿para qué más?

A mí no me gustaba para nada el vestido ese, pero si contrariaba a la abuela me daría una tunda y no tenía ganas de que me sonara el culo. La abuela cerró la puerta con llave y se la guardó en el sujetador. El movimiento fue tan fulminante que no dejaba de preguntarme si la abuela habría ido a una escuela para aprender aquello. Llegamos a la casa del muerto. Allí había unas quince personas, todas de negro, casi compitiendo cual pondría la cara más triste del velorio. En el pueblo estamos acostumbrados a las redundancias, a la amplificación. En mi rutina el velorio era una de mis pocas salidas en mis ocho años. La vivienda la conocía pero aquello era nuevo. La verdad que me daba risa.

-¿Qué haces riéndote?-me regañó mi abuela- lo que tienes que hacer es llorar, como todo el mundo.

Pese al calor sofocante y el deseo que tenía de estar afuera, preferí hacerle caso a la abuela que sentir sus manos afiladas en mi fondillo. Así que arrugué la nariz, cerré la frente y comencé a llorar. Y les aseguro que resultó. Me figuré una patada en el trasero y lo mucho que me dolería. Y aquello funcionaba. ¡Vaya si funcionaba! Abrí un poquito los ojos para ver el efecto que producía y me percaté de que pares de ojos, entre ellos los de mi abuela, me miraban fijamente. Hasta dos mujeres se me acercaron para animarme. Y ahí fue cuando me puse a exagerar más todavía. Pero el manotazo en la cara me dejó sin aliento. Me dejó pasmada.

-No te hagas la idiota, que me dejas en ridículo. La abuela se giró para mirar a los presentes. Los curiosos se dieron por satisfechos viéndome reconfortada.

-Quédate quieta y no digas ni pío ¿oíste?

-Pero abuela me aburro.

-Cómprate un burro

-Y tengo hambre.

-Cómete un alambre.

Sinceramente me aburría. Esperé y esperé y aproveché un momento de descuido general, me paré y me fui hacia la cocina. No sabía exactamente lo que buscaba allí hasta que vi una botella en un estante arriba de la pila de agua, la alcancé, estaba casi llena. Acerqué mi nariz al cuello y reconocí un olor a frutas, algo dulce. Me di un trago, quemaba pero después me dejó un gusto azucarado en la boca. Algo desconocido pero conocido a la vez. Volví a darme un traguito más, no me quemó tanto y mis papilas apreciaron el sabor entre mango y caña. Cuando solté la botella me di cuenta de que había tomado una buena parte y empecé a sentir una flojera en las piernas. Oía rezos lejanos y me pareció ver a la abuela, y a otra abuela más pero idéntica. Ambas se metían una llave en el sujetador. El mismo ademán de la abuela, luego eran tres, cuatro, cinco abuelas que repitieron el movimiento tan fulminante que no dejaba de preguntarme si la abuela habría ido a una escuela para aprender aquello.

Estaba en esas cavilaciones cuando sentí una mano afilada en el brazo, era la abuela que me regañaba “Pero ¿que tú haces? Ven acá, qué tú haces con esta botella, acércate, ven acá, abre la boca, sopla… ¡No, no puede ser! ¿Pero qué has hecho? No es posible.

Quería explicarle el sabor a mango y caña pero sentía mi lengua pesada y pastosa y no se movía, abrí la boca y solo eructé. Comencé a llorar, me figuraba sentir sus manos afiladas en el fondillo o su manotazo en la cara. La abuela se santiguó mientras yo sentía mis piernas cada vez más flojas. ¡Ayúdenme con esa niña que se está cayendo ¡ Llegaron las mujeres y oí muy lejos las voces, sentía algo caliente en las mejillas, estaba llorando, sí, estaba llorando mucho. Escuché entonces una voz más, era distinta a las otras y decía algo que yo sabía ya.

-Pobrecita, m’hijita, déjala en paz. No todos los días se le muere a una un ser querido.

Ateliers St Roch à Montpellier 2010

Posted: viernes, 18 de junio de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Muestra de talleres de artesanía, del barrio San Roque, Montpellier. Cada año el colectivo de artesanos invita al público para descubrir sus creaciones. El ambiente convivial permite disfrutar de un desfile de moda, un aperitivo, una venta de producto y un concierto al aire libre en el corazón de la ciudad. Para pequeños y grandes, jóvenes y mayores, un buen momento garantizado.

Festival de Fanfares Montpellier 2010

Posted: martes, 8 de junio de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Hace ya 15 años, algunos jóvenes que venian de barrios y otros de fanfarias, se unieron para darles al publico un festival único en la categoria, bautizado "Festival des fanfares de Montpellier"
Quince años de desfiles con el apoyo del público nacional e internacional, que es tú fiel admirador.
¡Que empiece el festival, ustedes dirán la última palabra!

Fanfares:
Coco Fanfare Clubs
Texas couscous
Nick'l wab
Pink it Black
Talku
Krapos

Veinte años no es nada

Posted: miércoles, 2 de junio de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Juan estaba nuevamente sentado escuchando con sus oídos sordos. Se apuntaba que se repartirían bonos para comprar refrigeradores: “ojalá me toque uno para calmarle la boca a Juanita” decía Juan. Si se lo ganaba, su mujer podría hacerles duro frío a los niños con guachi pupa de fresa.
El secretario estaba sentado en la mesa que presidía siempre la reunión semanal, mensual, trimestral y anual. Principiaba el himno nacional, todos estaban de pie. Luego empezaron los planes y metas que solo se alcanzaban en la imaginación de aquellos que se encontraban frente a Juan. Cifras y más cifras recorrerían el espacio entre la mesa y el auditorio. Palabras que entraban y salían en los oídos de la gran mayoría. Por supuesto que en todos no ocurría lo mismo, entraban y se quedaban como cualquier virus de computadora, destruyendo las pocas neuronas que les quedaban.

Entonces cuando nadie lo esperaba, empezaron a hablar de los bonos para los refrigeradores. Juan esperaba el punto con impaciencia. Pero para su gran sorpresa se enteró de cosas que no venían al caso, no tenían ninguna relación con los planes de producción, ni con las metas comprometidas, ni con la emulación. A Roberto le pegaban los tarros, no participaba activamente en los trabajos voluntarios, no hacía guardia del comité: sus hijos se quedarían sin el refrigerador, pensaba Juan.
Uno de los secretarios anotaba la asistencia, se sabía la vida de todos los presentes. Anotaba en su agenda roja. La agenda roja era una señal de que había participado en algún congreso de esos, donde todos levantan obedientemente la mano, sin saber por qué. Lo hacían por reflejo condicionado esperando la hora del receso para poder comer la suculenta merienda. El secretario escribía sin parar, sin levantar la mirada, es probable que el caso de Juan sea analizado más adelante, en el seno del núcleo. Juan no era militante. A Roberto se le descartaba automáticamente por tarrú, se decía Juan. Pero nunca llegó su caso, ni al núcleo, ni a las demás asambleas. Esperó terriblemente por Asuntos Generales, y nada. Luego se escuchó otro himno.

Veinte años más tarde Juan se encontraba en la misma situación. Pero los tiempos habían cambiado. En la asamblea dijeron que se podía hablar con “sinceridad”. Juan se preguntaba qué hemos hecho entonces ¿maullar? Nadie hablaba. La mesa era la misma, un poco más grande a decir la verdad. Los secretarios no eran los mismos, María falleció de un infarto y Antonio se fue para España con su agenda roja llena de historias. Dicen que seguía escribiendo datos interesantes sobre la gente de su barrio, pero que no salía por temor a encontrarse con Roberto que se casó con una española. Celia, la encargada de las actividades culturales que tenía un grupo de danza y ensayaba en horas laborables, se fue también. Dicen que se casó con un ruso, dejó embarcado al grupo de danza.

Llegaban los que iban a presidir la asamblea y ocupaban los puestos que una vez pertenecieron a María, Antonio y Celia. El secretario general acercó el micrófono y se produjo un agudo silbido que retumbó en los oídos. Bebo salió disparado hacia el equipo de audio, bueno, lo hizo a la velocidad que le permitía la artritis y movió un botón, el ruido desapareció. Era el único sobreviviente, bueno, él y el equipo de audio. Las miradas se fijaban en dirección a la mesa. Todos eran jóvenes. El secretario invitó a ponerse de pie para escuchar el himno nacional. Uno de los secretarios de turno leyó el orden del día. Otro de los secretarios pasó lista visual de los presentes y anotó algo sobre una agenda roja, se conocía el santo y seña de todos los asistentes. Era muy probable que hubiera asistido a algún congreso de esos, donde todos levantan la mano por reflejo condicionado. Juan esperaba por el punto de Asuntos Generales, ya nadie hablaría sobre los tarros que le pegaron a Roberto, es algo tan natural, vivimos en una sociedad donde hombres y mujeres tienen los mismos derechos. Juan tenía tantos deseos de hablar, de expresar lo que llevaba acumulando desde hacía casi veinte años. Su mirada se dirigió a la mesa. El secretario general hablaba sin parar, hacía mención de logros que nunca se habían logrado, citaba números y más números que entraban y salían por todos los oídos, como el virus que destruye las memorias en las computadoras. Y empezaban las mismas metas, los mismos planes, los mismos retos. Nació la incertidumbre, creció el temor, aumentó la desconfianza. El secretario que estaba sentado al lado derecho del secretario que presidía la asamblea, miró a Juan sacó un bolígrafo del bolsillo de su guayabera, abrió su agenda roja y escribió.

Sacrificio para Juan

Posted: lunes, 24 de mayo de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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¡Coño! en esta cuartería siempre hay una jodedera distinta, cuando no es una bronca, es un borracho o alguien que cogen rascabuchando. ¿Será posible que no se pueda vivir en paz en este lugar ?Decía Jorge al mimo tiempo que desmontaba el viejo motor de carro.
Jorge era un tipo normal. Siempre había estado con una mano atrás y otra delante. En la familia eran iguales, uno para todos y todos comiendo soga. El se buscaba unos quilos en la mecánica de los viejos carros. Todos los que aparcaban frente a la Plaza de Marte, eran sus pacientes. Le gustaba la mecánica.
Juanita la de la esquina llevaba dando gritos en la cuartería desde hacía unos días. Cuando menos se lo esperaban, en medio de la novela, entraba como una loca y se le oían los gritos: qué si esto no se va a quedar así, qué me le voy a embazar en la casa y le voy a partir la vida…
Había sucedido que Juan, su marido se desapareció de casa hacía ya dos meses, diciéndole a la mujer que tenía que cortar caña durante 15 días por su trabajo y hasta el momento no había noticias de Juan. Las malas lenguas decían que se había ido con otra para Gibara, donde lo habían visto por última vez.

- Eso no se va a quedar así. Yo soy Juanita la de la esquina y a mi ninguna puta barata me levanta mi macho… ¡ay, pero tú verás, en esta le arranco el corazón!

- No jodas Juanita, si Juan seguro que está cortando caña como loco y tú estás maldiciéndolo todo el tiempo. El pobre debe de estar que le duelen los oídos de tanto escucharte. Le decía el presidente del CDR

Juanita era bruja de las malas; empezó desde niña, formaba amarres con huesos de muertos. Hacía ya varios años que ella y Juan vivían juntos. Una noche de sábado para domingo que ya la gente se preparaba para ver la novela, Jorge había invitado a su mujer a salir: Negra prepárate que esta noche nos vamos de rumba. No pasaron ni 10 minutos cuando la mujer de Jorge se puso inquieta:

- ¿Qué fue eso?

La novela o la música

Posted: sábado, 15 de mayo de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Con la novela se paralizaba todo. Al día siguiente, el capitulo de la noche anterior,  era motivo de comentario. El ejemplo más palpable era que todo el mundo veía la novela, las calles se quedaban vacias y hasta la policía se encerraba en sus respectivas unidades. Era el bálsamo diario para la gran mayoría. Recuerdo los cabreos que cogía mi abuela cuando había apagones a la hora de la novela. No se quejaba tanto por los apagones pero por la novela, sí.
El ñato era uno de los tantos apasionados por la música en general. El vivía para la música y se alimentaba con la música. Su casa se situaba en la esquina, que quedaba al lado de la cafetería. Todos le decían “el ñato” y no José Enrique. Después del accidente, el sobrenombre le caía del cielo. Por supuesto que fue un accidente, como él explicaba: “solo fueron unos traguitos y arreglando la cabrona puerta del baño que no cerraba me cayó en plena nariz. Ahora parezco un boxeador”
El ñato hubiera querido llamarse como los reyes del merengue. Esa era su época favorita, las mejores canciones de todos los tiempos: Gilberto Santarosa, Las chicas del Can, Pacheco... Por eso, cuando todo el mundo se ponía a ver la novela, él metía a todo volumen sus merengues. Por supuesto que la policía llegaba para quitarle el equipo, por escándalo público pero no era fácil: “yo tengo Santo hecho, pero si ustedes dicen que los vecinos se quejan, llévense el equipo y después me dicen cómo les va la cosa”. La policía nunca se los llevaba, ellos sabían perfectamente de qué les estaba hablando. Con los santos no se juega.
Una tarde Juanita la de la esquina no esperó la hora de la novela y una hora antes que empezara se desplazó hasta la casa del ñato, sin que él la viera, hizo que la tía velara por si alguien viniera y se subió en una escalera para alcanzar los cables eléctricos y así poder desconectar la electricidad de la casa escandalosa. La tía le comentó que era un trabajo peligroso y podía quedarse electrocutada, y además la televisión había anunciado lluvia a esa misma hora de la tarde.

- ¡Hijita tú estás loca, bájate de ahí y suelta esas tijeras!.

Desde el Rio Bravo hasta la Patagonia

Posted: miércoles, 5 de mayo de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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De aquí a 50 años quien podrá calcular la velocidad de las palabras, donde la maquinaria económica predominará. De aquí a 50 años las ideas socialistas estarán encerradas dentro de un museo, para que todos puedan admirar el primitivismo de ahora. De aquí a 50 años solamente existirá un país todo poderoso, que capitaneará en todo el planeta; se hablará un solo idioma y se monopolizará una sola moneda. De aquí a 50 años la palabra pobre será tachada del diccionario, en revancha, muchas se solidarizarán al mismo grado: explotación, burro, esclavo… de aquí a 50 años el hambre será reglamentada y los individuos se disputarán las enfermedades. De aquí a 50 años desaparecerán las fronteras, la palabra visa será grotesca y la inmigración será de animales. De aquí a 50 años en las escuelas se instruirá cómo ganar dinero y cómo consumirlo; las asignaturas como: la historia, la geografía, la filosofía, la literatura y los idiomas se podrán encontrar, si todavía existimos, en nuestros discernimientos de alzhéimer. De aquí a 50 años conferenciaremos de la crisis de la civilización, y a nuestra gran sorpresa, nos felicitaremos. De aquí a 50 años nuestra capacidad de dudar y nuestra certidumbre serán más fuertes y uniformes en nuestras subsistencias cotidianas. De aquí a 50 años el Sur no existirá y el Norte ya habrá fabricado suficientes trabajadores-consumadores en serie. De aquí a 50 años el marketing y la publicidad se ostentarán claramente para fomentar la violencia y la frustración. De aquí a 50 años las promesas de todos los dictadores, perdón, presidentes, se transformarán en el nuevo lineamiento de orden político y económico.

Lógicamente todo eso pasará de aquí a 50 años si nos quedamos con los brazos cruzados. Si nuestra raza responde al sentimiento de pertenecía y justicia, podemos comenzar un nuevo camino con las ideas de muchos hombres del nuevo continente. Puedo decirles que no poseemos ninguna bola de cristal que pueda prevenir el futuro, que si es un proyecto que vale o no la pena, si es desequilibrado o genial. Pues ese camino, ese futuro verdadero es mejor que el hueco de falsedades que nos invade por boca de los dictadores, perdón, presidentes. ¡De aquí a 50 años, cambiemos el mundo, por nuestro bien!

La historia contada

Posted: miércoles, 28 de abril de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Tania miraba el patio mientras abría dos cervezas, el invierno estaba llegando a su fin, aparecían ante su vista objetos que por meses estuvieran sepultados bajo la nieve. La mesa de verano recobraba su figura, el tanque de plástico de la basura, la hierba invadía el espacio blanco y monótono. Tania seguía ese avance diario como si en esa operación librara una importante batalla, o se le escapara la vida misma. Roque la llamó desde la sala, le reclamaba por la cerveza olvidada.
-No sabe mal la cerveza Hatuey, es una lástima que aquí no la vendan en las grandes tiendas. Ya terminé de instalarte el equipo. Para que no te asustes, con un solo mando podrás encender todo: el televisor, el satélite, internet, wiffi, la radio, la computadora y el aire acondicionado.
-Me pasas un curso después. Hay que dejarle cerveza a María que va a venir.
Tania era una mujer de unos cuarenta y dos años, de rostro hermoso. Poseía unos ojos verdes y su belleza era mezcla de blanca cubana intoxicada por los siglos. En estos momentos se encontraba estudiando francés, una batalla cruenta entre ese idioma y cultura contra todos los demonios de una Baracoa lejana. Su carácter era similar al de sus contemporáneos, muy jodedora y criolla. A la hora de hablar, al hijoputa lo llamaba por su nombre.
Hacía más de 15 años que Roque y Tania se conocían.

La fábrica

Posted: martes, 20 de abril de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Las 4:30 de la tarde, marcaba el reloj de la fábrica. Era el día señalado después de tantos meses de discusión. La reunión tendrá lugar en la planta número 2, a la derecha, al fondo del pasillo pegado a los baños. No tenían otra sala disponible, para ese día. Toda la fábrica desarrollaba la reunión mensual. La reunión de los jefes, la reunión de los subjefes, la reunión de los jefes de los jefes, la reunión de todos los jefes y la reunión de los fundadores, que era a las 4:30 de la tarde como, marcaba el reloj de la fábrica. Como decía, al final del pasillo, solo había que empujar la puerta de color rojo y ya se podría respirar en los 88 metros cuadrados y sus cuarenta sillas color rojo y la tabla redonda como la de la tele. Todo estaba dispuesto, tres micrófonos, perdón cuatro, la bandera y 8 carteles dándoles la bienvenida a los visitantes de la tarde.

La secretaria se precipitaba hacia la mesa para sentarse en el sillón presidencial. Ella estaba segura que desde allí, todos podrían admirar su camisa nueva de encajes y la pulsera de cuero sintético. Ricardo se sentó al lado dándole a demostrar que los micrófonos eran de alta tecnología y que fue él quien los consiguió. Le seguía José, que se tocaba los bolsillos del pantalón para asegurarse que no se le olvidaron las pastillas de Aspirinas y de Donepezil, su mujer miraba las sillas vacías con un aire agrio.
Después de lo sucedido, se tendría que plantear una nueva estrategia. “Los nuevos no pueden sacar la cabeza del agua, así como así. Está más que discutido, de hoy no pasan” decía bien alto la secretaria de la fábrica.

Dos o tres cositas

Posted: martes, 6 de abril de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Este era un día muy especial para Juanita la de la esquina, era el cumpleaños de su hija. Por eso tenía que hacer dos o tres cositas antes de comenzar la fiestecita, por ejemplo, tenía que ir a la consulta del dermatólogo, ir al Coppelia para comprar los helados y después cargar el agua, porque hoy era el día. Salió de su casa a las 5 de la mañana, con su jaba de cinco libras, para los helados y su tarjeta de consulta. La última persona, gritó en medio de treinta pacientes y se sentó a esperar.

Pasadas 7 horas, la enfermera apareció para decirles que tenían que cerrar sin consulta porque no había agua. Pero si hoy llega el agua, le dijo una mujer con los brazos al aire.
-tiene razón, pero como usted mismo dijo, “llega” que no significa que ha llegado.
Y empezó a repartir los nuevos turnos para pasado mañana, garantizando que el agua llegaría ya fuera por San Pedro o por la tubería. No paró tampoco de enumerar las dificultades que había que enfrentar cuando el preciado líquido llegaba por las pobres y gastadas hojalatas de más 100 años. Ustedes saben que nuestro país, está atravesando un duro bloqueo económico e ideológico, por parte de los intereses de… pero "Esas son cosas que pasan a diario" se dijo Juanita con paciencia. Ese buen humor de Juanita por el cumpleaños de la hija la llevó a coger a pie la distancia hasta el Coppelia en busca de los helados.
A esa misma hora, Luzmila la hija de Juanita, se tragaba una espina de pescado mientras almorzaba en la casa. Desesperada, la joven utilizó una técnica que aconsejan los viejos en estos casos: se tragó sin masticar un pedazo de pan viejo, pero la espina continuaba clavada en su garganta. Entonces corrió a la policlínico. En el cuerpo de guardia la atendió la enfermera. Luego de observarla, diagnosticó que ya la espina no estaba allí y posiblemente lo que sentía era el reflejo...
-¡No! -gritó Luzmila.- ¡Está ahí!
La enfermera le comunicó que el policlínico no tenía agua y que los médicos estaban en horario de almuerzo y que todo eso era la culpa del bloqueo económico e ideológico de los enemigos del norte, que por eso no cuentan con el instrumental adecuado para extraer una espina. Que debía trasladarse al Hospital Militar o al Clínico Quirúrgico.
Luzmila regresó a su casa. Cuando llegó Juanita la de la esquina a las seis de la tarde encontró a su hija dando paseítos y apretándose la garganta. La joven le explicó lo sucedido, pero Juanita no había encontrado los helados deseados para ese día.
Salieron en dirección de la Plaza de Marte para coger un carro que las dirigieran hasta el Hospital Militar. Sentadas en el carro, a pocos milímetros de dos grandes bocinas, el reguetón reinaba. El chofer les contó que le dio una serenata de reguetón a la novia esa madrugada, para que ella y la cuadra entera se despertaran. Al fin habían llegado cuando Juanita le gritó al chofer que solo personas con el seso hueco escuchaban esa porquería. El joven le lanzó una mirada asesina y antes de apretar el acelerador gritó:
-Pues si no te gusta el reguetón, ¡lárgate de Cuba, viejita!
Llegaron al hospital. Los atendió un estudiante de medicina que hacía la guardia nocturna. Luego de revisarla minuciosamente diagnosticó lo mismo que la enfermera.
-No! -gritó Luzmila otra vez-, la siento aquí.
El estudiante le confesó a las dos que el hospital no contaba con otorrino de guardia, que debían trasladarse al Clínico Quirúrgico, el único que prestara ese tipo de servicio nocturno. Que no se preocuparan, que la ambulancia de guardia los llevaría cuando regresara al hospital.
Pasaron dos horas y la ambulancia no aparecía. Luzmila vomitó en el pasillo intentando extraerse por ese método la espina, pero fue imposible. De pronto una idea la iluminó de pronto. Una prima de Juanita era jefa de personal de la Escuela de Estomatología, quedaba a dos pasos de la casa.
Cuando cogieron fuerza se echaron a caminar. Llegaron a la Escuela de Estomatología y buscaron a la prima. Por suerte estaba de guardia esa noche. Le contaron lo sucedido y la prima la llevó ante el especialista. La anestesiaron, y con unas pinzas extrajeron de su garganta una gruesa espina de pescado que Luzmila mantuvo clavada allí durante 19 horas de su cumpleaños.

Olvido

Posted: martes, 23 de marzo de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Odalis cumple quince años. Por ese motivo la familia está de fiesta: comida y música improvisada hasta la noche, exactamente como en los viejos tiempos. Enrique, el padre, electricista obtuvo permiso de su jefe para faltar ese día (motivo de enfermedad). Compró todo lo que pudo para la fiesta de la hija.

Odalis está nerviosa, hasta el momento ha recibido tres regalos: un pañuelito, para secarse el sudor; un ajustador hecho a mano por su mamá y unas fotos, regalo de su padre. La rusa, la madre, está furiosa con las amistades que no se han acordado del cumpleaños de su hija. Pedrito, el hombrecito de la familia, de doce años, ha examinado los regalos, y ha manifestado disgusto por no haber entre ellos cosas de comer. El padre se ocupa en virarle el cuello a dos gallinas, expresamente reservadas para ese día. La madre se ocupa de los pasteles al mismo tiempo que hace el postre; arroz con leche cocido con cáscaras de limón, y polvoreado con canela después de frío. Entretanto, no cesa de murmurar de las amigas (que viven afuera) que no han mandado nada. Enrique se limita a responder:
-¡Paciencia, calma nosotros también tendremos un día mejor!
La mamá sale de la cocina para arreglar la mesa tratando de variar el miserable aspecto de la pequeña sala. Remueven muebles, tanques de agua vacíos, hornos de carbón y aparatos de cocina eléctricos chinos; ponen servilletas de papel para los invitados y sacan a relucir algunos cubiertos de reserva. Ese día tomarán cerveza, traída en un botellón previamente lavado con agua de ceniza. Todos notan con sentimiento la falta de unas flores y globos.
El padre entra sofocado a su cuarto, son las siete y media y todavía no se ha cambiado. Apenas tiene el tiempo necesario para vestirse. ¡Cojones la caja de betún! ¿Rusaaa la caja de betún donde está? Es vano preguntarle. Se resigna a darle cepillo seco a los zapatos. ¡Y él que pensaba disimular una rotura, a un costado, a fuerza de cubrirla de betún! Pero no hay tiempo que perder; los pantalones, verdaderos mártires, veinte años a fuerza de lavados y resisten. La camisa, casi dan las ocho. ¡Qué rabia!, los botones de la camisa no quieren entrar en los ojales. Cojones, rusaaa los botones de la camisa, tú tienes la culpa que los pones tiesos de almidón. Por último Enrique, aunque rabiando, ha conseguido vestirse.
La madre se impacienta por el carro. Tú estás seguro que Miguel viene con el carro, le pregunta a su marido. Minutos después una transformación de carro americano se detiene en la cuadra. Es el carro de Miguel, algo especial. La parte exterior tiene el estilo original, pero adentro había sufrido modificaciones dignas de un carro de lujo: aire acondicionado, teléfono, televisor, GPS, discoteca, bañera, cuadros de pintores, celulares en todas las puertas… en fin, la última tecnología al servicio de la familia, que claro está, tuvo que pagar su cuota por permitir que la niña se tirara las fotos de los quince dentro de aquella máquina del siglo 21.
-Ustedes están locos, no saben nada de lo que está pasando, por poco no vengo.
-Cállate y empieza a tirar las fotos, le grita la madre a Miguel.
Después de comer, piensa la madre, trasladaré a la cocina los muebles de la sala. A lo largo de las paredes distribuiré una docena de sillas. Los dos tanques de agua los pondré en un rincón; se le olvidó a Enrique comprar unos platillos de plástico. La mujer lo mira acusadoramente; Enrique culpa al hijo que es quien lo ha olvidado.
Encima del sofá se ostentan clavados en la pared, algunos retratos fotográficos pequeños. Todos de la familia: es necesario creer en la familia, dice el padre. En otro rincón, sobre una mesita de madera hay un montón de chucherías entre las que se destacan dos grandes floreros sin flores, dos calabazas, unas uvas, dos plátanos y dos caracoles enormes de plástico. En el piso, se notan varias baldosas rotas.
Nadie llega. La calle está vacía. Nadie toca a la puerta. ¡Tu estas seguro de haber repartido las invitaciones! ¡Porque ni Juanita con su tribu ni toda su familia, están por aquí, pa’ que después no se aparezcan a última hora, como quien manda a pedir azúcar en el almacén! ¡Qué se habrán figurado! ¿Creerán que estamos acostumbrados a esperar?
Ponen la música a fondo, el reggeton se escucha a 12 kilómetros a la redonda.
Tres jóvenes se acercan. Podemos pasar, le preguntan a Odalis. Hacen su entrada a la sala, después de discutir cuál entraba primero. Como por encanto, uno levanta la mano con un pretexto cualquiera, tienen sed.
La madre se sienta en el sofá. Enrique se esta durmiendo pacientemente en su silla, con la cabeza apoyada en los brazos; un cigarrillo, apagado y medio consumido, está al caérsele de los dedos. La música continúa sonando.
Es la una, la fiesta se da por terminada. Los quince de Odalis se han festejado espléndidamente, y todos se han divertido, sueña la madre medio despierta. La culpa la tiene este hombre, mira que hacer una fiesta el mismo día de la manifestación en la plaza de la Revolución.
Al otro día la gente comentaba el escándalo que hubo en la casa de Enrique mientras el pueblo gritaba consignas de Viva la Revolución por el Natalicio de José Martí.

¿Qué bola acere?

Posted: domingo, 14 de marzo de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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¿Qué bola acere?
Procura responder este correo. Desde enero no sabemos de ustedes, espero que estén bien, por aquí estamos en alerta de terremoto, han circulado y emitido información en el Sierra y por las emisoras sobre un posible terremoto que acabe con Santiago de Cuba y lo que han hecho es alarmar y asustar a la población que no entiende por qué ha habido tanto silencio en torno al tema por tantos años, pero esas son cosas de mi país, tú sabes, y lo cierto es que algo fuerte nos va a sacar de la faz de la tierra, y créeme, es así como te lo digo, no estoy exagerando, ojalá y no pase nada, o que no sea como el de Haití, pero en el estado en que están las casas santiagueras hace pensar en lo peor, lástima que antes no nos dieron más información ni entrenamiento, pues la cultura sísmica del santiaguero está por el suelo, es como si nosotros estuviéramos a mil quilómetros de una falla arquitectónica o como si fuéramos adivinos o superdotados para saberlo todo, pero como esto no afecta a La Habana a los santiagueros no se les dice nada. Aun la televisión tampoco dice nada al respecto (no estamos en La Habana claro) y no se sabe cuánto va a durar el silencio en los medios nacionales, por suerte ya nos estamos entrenando, no es difícil para un santiaguero entender qué es un temblor, hasta los niños en las escuelas están aprendiendo para evitar males mayores, pues la incultura y el desespero matan más que otras cosas. Es triste, pero así son las cosas por aquí, sea cual sea la razón del silencio en torno al tema la verdad es que estamos en ascuas y en gran peligro, y desde hace años, como sabe todo buen santiaguero; sólo que, como tú también sabes, nada oficial ha salido nunca a la palestra pública para que sea del conocimiento de todos nosotros, los del sur de la isla, otra vez el fatalismo geográfico nos muerde, además de otras cosas fatales de mi país. Pero estamos creando, Fernando ya es de la UNEAC y trabaja con ellos ahora en el diseño de su revista y en otras cosas, a mí no me aceptaron, será para otra vez, y no sé si quiera, aunque me lo propongan como ahora. Yo terminé un video arte que quiero hacerles llegar, tú me dices cómo. Por lo demás estamos bien, a mí me da igual el terremoto u otra cosa, igual estamos bien jodidos con este terremoto-ciclón socio-económico que es el Período especial, y al final lo mejor de todo es quererse y amarse con entrega total, y luchar hermano mío, y creer, una vez más, que podemos salir vivo de todo esto como salimos del 93 y el 94, esa satisfacción y alegría no la quita ningún terremoto y ningún gobierno. En lo particular yo estoy bien, me puedes creer, estoy tranquilo, pase lo que pase, de momento estoy vivo y voy a dar guerra hasta el minuto final, ya sea mañana o dentro de veinte, cincuenta o cien años, estoy vivo y voy pa’lante como un tren socio. Ya terminé mi segundo poemario, estoy impartiendo un taller de realización audiovisual aquí en la universidad donde creé un aula audiovisual en el departamento de extensión universitaria, donde sabes que trabajo ahora, además de varios proyectos de realización que tengo en mente. La relación con Yeni va de lo mejor y mi familia está bien por ahora en medios de los azotes de la influenza, del dengue y demás cosas, estamos bien socio y seguimos pa’lante. Así que no se alarmen. Santiago ha cambiado bastante en cuanto al transporte y otras cosas gastronómicas. Ampliaron el Coppelia producto de Expósito el secretario del PCC provincial, que con 10 como él en Cuba esto fuera otra cosa. Bien Broder esto es todo, cuídense y quiéranse mucho. Los dejo por ahora. Besos y abrazos.

Yo, Luisito Díaz

Pasado, presente y futuro

Posted: viernes, 12 de marzo de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Hoy hace un buen tiempo, “pero lo vamos a pagar” dice mi vecino. Y es verdad, poca gente vive el presente. Prefieren vivir el pasado, el futuro o los dos. Las malas y las buenas cosas las reciben dos veces; las buenas las disfrutan con anticipo y las malas las viven. Por ejemplo: un político nunca promete nada para el presente, decía mi abuela, seguro dirán que sería para el futuro y así sucesivamente, y eso sí que es grave.

Yo tenía a los 5 años, como poca gente en Cuba, una libreta de ahorro. Era la época del futuro por excelencia, todo estaba construido para el mañana. “No toques eso, que es para mañana”, me decía mi mamá, “no utilices esto que es para el futuro”, me decía mi papá, y así hasta José Martí. Yo tenía mil pesos en mi cuenta. Créame que esa cifra sí que es buena. Muchas cosas te podrías comprar. Mi madre podría tener un lindo vestido, mi abuela un balance nuevo, hecho por un buen carpintero, mi papá unos buenos pantalones y mis hermanos muchos juguetes; pero teníamos que esperar el futuro. En el presente de ese tiempo, mi mamá no tenía su vestido, mi abuela no tenía el balance, mi papá el pantalón y yo tenía que contar con los juguetes viejos de mis hermanos y los mil pesos.
Once años más tarde integré el servicio militar. Era la época del periodo especial. No había ni juguetes, ni balances, ni vestidos y mucho menos pantalones, pero sí tenía todavía mis mil pesos. En el servicio militar obligatorio existía también una sola regla «sacrificar parte de tu juventud y morir para que existiera un mañana, para que existiera la paz, sobre todo para el futuro” menos mal que no existió tal guerra con los poderosos del norte (EE.UU), pero sí sacrifiqué buena parte de mi juventud. Al terminar mis tres años de servicio, nos entregaron a cada uno una carta de reconocimiento, un fuerte abrazo y unas palabras como que en el futuro seríamos viejos y tendríamos el respeto de las nuevas generaciones.
Mi abuela siempre lo decía “lo cómico es que no tenemos futuro, porque no existe. Para todo el mundo el futuro seguro es la muerte y nuestro seguro más estimado es el presente, la vida, el minuto mismo; esos minutos que pasaron, créeme mijo que no te pertenecen. Algunos como me ven vieja me dicen que me queda poco que vivir, y eso es falso, no tenemos nada que vivir, nosotros vivimos y es a fuerza de vivir que duramos más. Estamos vivos y por el minuto después estaremos muertos.”
En aquella época no entendía muy bien a la abuela, que a cada minuto soltaba unos de sus sermones. ¿Sería la vejez que le hacía hablar?
Hoy me doy cuenta de que todavía tengo los mil pesos, mis hijos ya tienen edad de tener su propia independencia, por eso he pensado en pasarles mi bien más preciado, fruto de sacrificio de tres generaciones, mi antigua libreta de ahorro.

La casa de Doña Esperanza

Posted: sábado, 27 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Era la casa más grande y solitaria, que jamás había visto. Se situaba en la calle del barrio, es decir en mi cuadra, con su pintura ya vencida por el tiempo, triste y oscura aunque rodeadas de otras casas del mismo estilo. Todo gira alrededor de esta casa en el barrio, siempre hay un más allá de la casa solitaria, o, a tres casas de la casa triste, antes de llegar a la casa solitaria, eso es por la calle de la casa solitaria, y así sucesivamente. Cuando bajo la luz de la lámpara del frente de esta casa solitaria jugamos al dómino, hasta la una de la mañana, los vecinos empezaban a dar sus versiones acerca de la casa solitaria.

¿Por qué tanto misterio alrededor de esta casa?
Me preguntaba yo algunas noches cuando me tocaba la guardia del CDR, donde llegué a ver por las rendijas de la casa unos ojos negros y grandes, cargados de terror. Eran los mismos ojos que pedían silencio, cuando jugábamos dómino. Esa situación de la casa me estaba calcinando el cerebro, por saber el por qué del misterio de la casa solitaria. Así que un día le pregunté a una vieja vecina del barrio.
Ah. La casa solitaria, según dicen vive una tal doña Esperanza, ya con sus ochenta y tantos años. Hace mucho tiempo los padres de doña Esperanza murieron en un accidente, ellos eran personas muy adineradas doña Esperanza era su única hija. Después de ese accidente doña Esperanza abrió en la casa el prostíbulo más famoso de la ciudad. A mi parecer esto del prostíbulo, se pasaba de padres a hijos, así que te podrás imaginar. Ella muy joven modernizó el negocio. La que se armaba allá dentro, con los adelantos de la ciencia y la técnica. Modificó las habitaciones y después empleó todo el personal, muy calificado y profesional. Dicen que tenía una libretica donde anotaba la cantidad de personas que entraba día por día, con nombres y apellidos. Todo marchaba bien hasta que se enamoró de un pretendiente.
Y cómo se llamaba aquel hombre, le pregunté, (pero no me respondió). Fue un amor de novela. El era un hombre elegante, alto, fuerte, interesante, cualquiera hubiera caído en sus manos, yo lo sé. El tenía todo lo que una mujer necesitaba para ser feliz. Pero todo se destruyó cuando el doctor la dejó y desde entonces doña Esperanza cerró el lugar y se encerró en la casa. No sabe cuando llueve, ni cuando sale el sol, ni se imagina lo que ha avanzado el mundo. Nadie la ha vuelto a ver excepto Juanita la de la esquina, que le hace algunas cosas, en la casa y en la tienda, muchas veces traté de preguntarle a Juanita sobre la vida de Esperanza, pero esa tiene candado en la lengua.
Pero y ¿ esta será la verdadera historia de doña Esperanza? Me preguntaba yo, que para las corazonadas soy muy bueno y así fue.
Una tarde cuando nos disponíamos a comenzar nuestro juego de cada noche, la calle comenzó a llenarse de carros, de gente elegante, y todos paraban frente a la casa solitaria, nosotros estábamos boquiabiertos antes tal novedad. Alguien abrió desde afuera una de las puertas del frente de la casa y entraron al jardín. Las personas hacían brindis y nosotros sentados en la acera de enfrente esperando el desenlace. Cuándo la puerta de la casa comenzó a abrirse, todos miraron hacia arriba, doña Esperanza se asomó a la escalera, pero había dulzura en su mirada, vestida de negro, juanita le seguía detrás. Comenzó a bajar la escalera.
Al otro día me enteraba por el periódico, que le ofrecieron a doña Esperanza, es decir, Esperanza Loinaz y Aguirre, el premio de Literatura de la Academia Española. Era una escritora. También me puse al corriente que la vecina fue unos de los protagonistas del Best seller de Esperanza Loinaz. Por supuesto que era la dueña de aquel prostíbulo y que su marido nunca existió porque fue el esposo de Esperanza. Efectivamente fue un amor de novela para nuestra vecina, la lengua de candado.


la libreta

Posted: viernes, 19 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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El año pasado ya no será como este, por supuesto que todo cambia. Me di cuenta que uno del primer cambio entrado en vigor, fue la nueva libreta de racionamiento. Llegó con menos páginas. De 36 bajó a 20. Mi abuela dice que seguro es una de las enfermedades de adelgazar de la casi cincuentenaria cartilla. Pronóstico, enfermedad incurable, y el enflaquecimiento se relaciona con la cercana novedad de su fallecimiento.

El nuevo pergamino se sometió a la mitad en cuanto a las páginas dedicadas al examen mensual de los productos. Es decir, antes se dedicaba una página a cada mes, y ahora contiene dos meses en igual zona. Dicho de otro modo, antes enero y febrero existían en páginas independientes, y ahora se tropiezan en una sola.
La zona consagrada a dietas médicas se racionaliza en un 50 por ciento. Antes había cuatro páginas, y ahora dos. Esto implica excluir los datos personales de los beneficiarios de las dietas, lo cual limita la vigilancia continua por parte de los bodegueros, ejemplares sagaces a los que no se les va una, y lo que no ven se lo figuran. Ellos tienen un conocimiento del barrio no superado ni por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
La arcaica libreta era jactanciosa, escandalosa, con mucho ruido y poco movimiento, como la mayoría de nosotros los cubanos. Con una cantidad exagerada de espacios y casillas, ya que para controlar un kilo, o a lo sumo dos de papas mensualmente, son innecesarios diez rectangulillos. Así pues, para un poco de arroz y azúcar, un puñado de sal y frijoles, el buche de aceite que se vende y una "ñinga" de café quincenal, no hacen falta tantas hojas. Yo me atrevería a decir que con un pedazo de cartulina se resolvería el problema con el consiguiente ahorro de papel y tinta.
De todos modos, lo que tenga que ver con la libreta de racionamiento es de suma jerarquía para los cubanos. Porque, si bien es cierto que es poco lo que ofrece, a precios subsidiados, con un poco de invento por aquí y otro por allá, los estómagos se desperezan y se calman los chillidos de las tripas, siempre empecinadas en cantar imprudentes canciones cuando se está en presencia de algún desconocido, con el cual no tenemos suficiente confianza.
Ojalá esta libreta del 2010 dure tanto como su ascendencia, porque como están las cosas, y los numerosos problemas ecológicos, entonces sí que ¡pa’ la pinga todo!

Agua china

Posted: miércoles, 10 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Rafael es un amigo mío que vive en Francia y fue de visita a la provincia oriundo, Santiago de Cuba. Sinceramente lo vi con nuevos aires, empezando por no querer beber agua corriente. Me ha dicho que sólo consumirá la que se vende embotellada en las shoppings con una etiqueta en la que atestigua que es agua mineral. No pude contener la carcajada. Y él creyó que me burlaba de su desarraigo. Pero el motivo de mi risa era otro.

En un mercado en el que los productos más singulares se adulteran, desde el famoso cigarro cubano Habano, el yogur, las langostas, hasta los atributos de los dioses del panteón yoruba, se necesita ser no ya exótico sino abnegado del fidelismo, para confiar en la legitimidad del agua mineral embotellada.
Mucho más cuando hasta el gato sabe que esto de dar gato por liebre constituye aquí una tendencia tan vieja como las mismas shoppings.
Al escucharme, me explicó que no sería un misterio para él eso que acabo de decir, pero que él viene de un mundo donde también la legitimidad tiene su precio. Por ejemplo, y me dice: “el mundo de hoy tiene sus vicios y sus cualidades; la cualidad principal es que todavía no nos toca hablar chino y sus vicios son que nada funciona: la llave del baño tiene fuga; el lavabo se tupe; la mesa nueva es coja, la silla también, la gaveta no se abre, pero cuando la abres no se cierra; la lámpara se enciende y se apaga, la tinta no es tinta, la pluma está oxidada; el sobre de la carta no se pega; hay piedrecitas dentro de la pasta dental, las cuchillas de afeitar no cortan, las manillas de las puertas se quedan en la mano; al cepillo se le caen los pelos; el jabón huele mal; los botones son o demasiado grandes o demasiado pequeños; le faltan páginas a tu libro; las mangas están demasiado cortas; el pantalón es muy largo, la cintura estrecha; los mangos de las ollas giran; los cuchillos cortan al revés; el hueco de la aguja de coser está cerrado; el hilo se rompe; la fosforera no enciende. Todo eso para decirte que la danza china es lenta y hermosa y su Kung fu es de primera calidad, así que una botella de agua Ciego Montero, que no tenga minerales no me asusta”
En medio de este panorama se comprenderá que sustituir el agua mineral embotellada por agua de la pila o de algún tanque gusarapiento, resulta tan fácil como beberla. Agua por agua, da igual, dirán los falseadores. Lo único que las diferencia son las consecuencias de su ingestión, dirá mi amigo.

Eros y Thanatos

Posted: viernes, 5 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Francia (01 de febrero 2010)

Quítate la ropa y deja el ajustador que me gusta quitártelo con los dientes. Después te acuestas al lado mío. ¿Qué tú dices? Que tienes la regla. Eso no es nada mamacita, yo soy un vampiro. Ven acá a mi lado. ¿Qué tú haces? ¡Tú eres loca! Deja eso, no lo hagas, no, ¡nooo! ay cojones, llama un médico rápido, ay mi madre como duele, que me has hecho. Laure mira a Eduardo. Abre la ventana y bota los testículos a la calle.

(10 días después)
Bienvenidos al purgatorio. José se encontraba sentado en el piso del apartamento. La habitación tenía un aspecto de mala muerte. Olía a humedad, sarro y mierda. Las paredes estaban llenas de gusanos, grasa y moho. Una extraña mancha llevaba más de una semana en el piso. Ya formaba parte del decorado. El no había escogido ese hueco de mierda. Su vida se le desplomó. Todo era mentira. Era ella y no yo, se repetía encogido de hombro. Todo era mentira. Se encontraba con un vaso de cianuro, decidido a terminar con la vida.

Cuba (meses antes)
Ese día Francisco llega a la calle Enramadas, sin pasajeros, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Por fin encontró el amor de su vida. Hace ya dos semanas que están juntos y todo fue una casualidad. Ella trabaja en un tienda shopping del centro de la ciudad. Una tarde le llega una nota a su bolso donde estaba escrito: Te espero donde siempre, a las cinco de la tarde. Te amo. Era seguro un papel dirigido a una de sus compañeras de trabajo, pero el azar de la vida lo llevó allá. Esa tarde salía apurada de su trabajo pues tenía que despedir a un amigo que se iba para el extranjero. Salió a la calle y estiró el brazo: oye motorista, hasta la avenida Martí que estoy apurada. Cuando llegó, sacó el dinero y se lo dio sin darse cuenta de la nota. Francisco leyó la nota y fue amor a primera vista. A partir de ese día están juntos. Francisco tiempo después dejó escapar la nota bajando la calle Enramadas con su sonrisa de oreja a oreja. La nota se pegó en el zapato de un turista que iba con su grupo en dirección al aeropuerto. Cogieron un taxi. El vuelo estaba destinado para Madrid. Aquel cubano de 70 años, vivía en España hace más de cinco años.



España (31 de enero 2010)
Jubilado, había vivido la mitad de su vida en Francia. Tenía dos hijos. Eduardo su hijo mayor lo recogió en el aeropuerto, para llevarlo. Cuéntame viejo, ¿cómo encontraste aquello? ¿ Las mulatas se mantienen? Y a Fidel, ¿lo viste?
Después de un rato de conversación, llegaron a su destino. Eduardo tenía que salir ese mismo día para Montpellier, cuestiones de trabajo, le dijo al viejo. Pero no se atrevió a decirle que era más por los celos de Laure, que otra cosa. Rumbo a Francia Eduardo no se imaginaba tener aquella nota en el zapato.

Francia (01 de febrero 2010)
Al otro día en la mañana, Laure con su poco conocimiento del español, logró descifrar la cita que tenía entre las manos. Putain! Quel salop! Lo sabía, yo lo sabía que el hijo de puta este me engañaba, por algo es cubano. Pero este va a ser su último engaño. Botó el papel por la ventana, cogió una pequeña tijera de coser y se dirigió al cuarto donde Eduardo la esperaba con ganas.

Bienvenidos al purgatorio. Tres días después una enorme discusión se armó con los vecinos de abajo. La mujer leyó la nota detenidamente. Tantos años de vida en común y ya empezaron los engaños, se dijo. La discusión fue fatal y violenta. José no aguantaba a esa falsa. Tú lo que quieres es irte con otro y me estás inventando esa mierda. Después de tantos años tú eres la traidora, la que me engañaste o piensas que no lo sabía. Lo tuve aguantando durante todo este tiempo, pero se acabó. José la cogió por el cuello y la estranguló. Una semana más tarde José miraba el cuerpo de su mujer en descomposición. Cogió el vaso y se tomó el veneno.

El apartamento

Posted: miércoles, 20 de enero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Hay ciertos episodios de tu vida que acaban grabándosete en la memoria. Uno de esos episodios es el que se refiere a mi llegada a Francia. Incluso cuando uno está internado en una residencia para ancianos, con un tubo metido en la nariz y otro en el trasero, y con el cerebro tan trastornado por el Alzheimer, por algún motivo perverso todavía puedo acordarme del primer apartamento. Vivir para creer...


El edificio se llamaba El valle de Plata, no me pregunten por qué; en los tres años que viví allí no vi nada que se pareciera al dinero, ni remotamente a la plata, a no ser que se tenga en cuenta la pintura plateada que bañaba la fachada, en la cual se destacaban enormes tags que eran caldo de cultivo para la imaginación de los jóvenes.
El valle de Plata ya tenía unos cuantos años. Había sido construido una década antes de que yo naciera, en la época de la emigración de los pies negros (pieds noirs). No cabe duda de que el complejo, con aquella fachada, había sido concebido en un principio para alojar a la oleada de franceses que empezaron a llegar al país. Para cuando yo me trasladé allí, en el otoño del 2006, la única ventaja que ofrecía el edificio era su proximidad al centro de la ciudad. Se encontraba a sólo diez minutos.
Mis únicas pertenencias eran una caja de cartón llena de libros, un colchón (sin muelles), una máquina de afeitar, un despertador digital y una pequeña maleta con tres mudas de ropas, de modo que la mudanza, no constituyó una tarea de titán. Poco podía imaginarme lo que me aguardaba en aquel lugar.
Para empezar me encontré con las huellas del anterior inquilino, que se había marchado hacía un mes, había dejado media docena de huevos en el frigo. El baño con su función principal, pero a la inversa y todo lo demás. La limpieza del apartamento fue algo irrepetible. Cuando acabé la cocina, bajé al supermercado de la esquina para comprar y preparar mi primera comida en mi nuevo apartamento. A falta de platos tuve una extraña sensación de déjà vu cuando me serví la comida en el plato del gato del vecino, que estaba afuera.

Sentado en el suelo del salón y con la espalda apoyada contra la pared, sonreí con satisfacción al escuchar la música del vecino (reggae puro) sonando a un volumen lo suficientemente alto como para que aparecieran nuevas grietas en las ruinosas paredes del salón… ¡Que apartamento más alucinante!

— ¿Quién te ha dicho que podías fumar dentro del apartamento, cojones?

La voz sonó tan alta y tan cerca que pensé que había alguien más en la habitación.

— ¡Pero mírate estabas dormido, cojones!

— ¿qué fana estás diciendo? ¡Estaba escuchando la música!

— ¡música ni mierda! ¿Cómo vas a estar escuchando esa mierda con los ojos cerrados?

— ¡No me digas, ahora la música entra por los ojos, mira déjame tranquilo puta de mierda!

Para entonces ya me había dado cuenta de que estaba solo en mi apartamento. Las voces procedían del apartamento vecino. Eran una pareja mixta, como le dicen aquí, el muchacho negro estaba borracho. Aunque la música estaba a un volumen bastante alto, yo podía soportarlo, porque era algo a lo que me había acostumbrado en mi país. Y oír gritar a la gente a pleno pulmón, era normal.

— ¡No vuelvas a llamarme así, te lo tengo advertido!

— ¡Te lo diré mil veces, si no me dejas en paz!

— ¡Apaga la mariguana esa y vete pal carajo de una vez!

— ¡vete tú, puta de mierda, blanca sucia!

Fui hasta la puerta de mi apartamento, la abrí y me asomé al pasillo. Para mi sorpresa, no había ningún vecino a la vista. ¿Cómo era posible que nadie oyera lo que estaba sucediendo en el apartamento?

— ¡Te dije que para la próxima te mataría maricón de mierda!

De pronto se oyó un golpe contra la pared. Luego se oyó otro. Y otro más. Cosas que se rompían, cristales, dejó de sonar la música. Abrí de nuevo la puerta y me dirigí al pasillo. Al cabo de unos segundos un vecino se asomó y me miró.

—Se lo advierto, ni llame a la policía que no van a venir. Y si lo hacen será después de que termine todo.

Apestaba a perfume barato, fritanga y vino de tal manera que pude olerle a dos metros de distancia. Era pelirrojo pero el cabello se le había aclarado hasta quedársele de un desagradable tono zanahoria; lo llevaba peinado al estilo de los viejos homosexuales. Vi que tenía un moratón debajo del ojo izquierdo. Estaba enfrente del representante de la junta del edificio.

— ¿Qué quiere decir?

—Lo que quiero decir es que eso es normal en este edificio. Hágame caso, sé de qué estoy hablando.

Como ven siempre los recuerdos te llegan en los momentos menos esperados. ¿A veces me pregunto cómo es posible que dos personas que se odian a muerte aguanten tanto tiempo bajo el mismo techo? Aquello no le entra a nadie en la cabeza. Era como imaginarme a los compañeros de la residencia haciendo el amor con las enfermeras.

Para el último mes en mi apartamento, me enteré que el presidente de la junta estuvo a punto de incendiar el edificio. Cuando llegué a casa me encontré un par de carros de bomberos estacionados delante del edificio.
Antes de que acabara el mes ya había una pareja de ancianos jubilados viviendo en la vivienda de la pareja mixta y el incendiario estaba preso. Los viejos eran un verdadero encanto, estaban muy unidos y eran absolutamente abstemios. Lo malo era que tenían un perro salchicha llamado Frida que ladraba a todas horas y hacía sus necesidades en la puerta de mi apartamento.

Aunque estoy rodeado de ancianos como yo, siempre me cuido. Siempre duermo con un cuchillo bajo la almohada, no tomo alcohol, ni fumo. Gracias a mi enfermedad no puedo acordarme de todo el mundo, así que no tengo que darle las gracias a nadie que me quiera coger por tonto para hacerme firmar otro contrato de tres años como él de El valle de Plata. Y si no me creen se lo pueden preguntar a los vecinos del edificio.


La tâche

Posted: miércoles, 6 de enero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Quizá fue a mediados de enero del presente año cuando levanté la vista y vi por primera vez la mancha en la pared. Acababa de tomar café, levanté la vista y la vi. La mancha era pequeña y redonda, negra sobre el blanco de la pared, situada seis o siete pulgadas más abajo del cartel de la Vida es sueño.

Si aquella mancha era una marca dejada por un clavo, el clavo no pudo ser colocado allí para colgar un cuadro, sino para una escultura, representando a una señora algo gorda. Una falsificación, desde luego. La gente que vivía en esta casa antes que nosotros seguro que escogía obras de arte de segunda mano.
Pero, en lo referente a la mancha, realmente no estoy seguro. A fin de cuentas, no creo que fuera una marca dejada por un clavo; era demasiado grande, demasiado redondeada. Hubiera podido levantarme, pero si me levantaba y la miraba, había diez probabilidades contra una de que no supiera averiguarlo con seguridad; debido a que, cuando piensa una cosa, uno nunca sabe cómo ocurrió.
Pero esa mancha en la pared no es un agujero, ni mucho menos. Puede haber sido causada por una sustancia redonda y negra, como un pequeño pétalo de rosa, resto del pasado verano, ya que mi mujer no es un ama de casa muy esmerada —y, como demostración, basta mirar, por ejemplo, el polvo en la repisa del televisor.
El juguete de viento junto a la ventana golpea muy levemente el vidrio... Quiero pensar tranquilamente, en calma, sin ser interrumpido, sin tenerme que levantarme del sillón: Esa mancha ya la había visto en alguna parte. ¿Sería en un libro de historia ?  Algunas manchas tenían colores rojo y morado, pero esta era más bien morada. ¡Y qué sofocante, mierdero y yo no sé qué, se vuelve el mundo!
No, no, nada está demostrado. Y si ahora me levantara, y comprobara que la marca en la pared fuera realmente la cabeza de un animal, clavada hace doscientos años, que ahora, gracias al desgaste asomó la cabeza por la capa de pintura, y tiene la primera impresión del mundo digitalizado en que vivimos. Debo ponerme de pie y ver por mí mismo qué es realmente esta marca en la pared, ¿un clavo, un pétalo de rosa, una grieta, un animal?
¿Dónde estaba? ¿De qué estaba hablando? ¿El primero de enero? ¿Calderón? ¿teatro? Nada recuerdo. Pienso en mi amigo que tiene razón. Nosotros somos la generación electrónica. La memoria viva del pasado y del presente, la tenemos digitalizada. Digitalizamos las voces, la música, las imágenes. También podemos ver a un hombre que lleva más año muerto, como nuestro José Martí. Por supuesto, podemos hacer hablar a los muertos, ver la miseria, el hambre, las guerras y hasta tener un profesor en la casa y recibir los cursos, mientras te sientas en el sillón y te limpias la nariz…
¡Ah, la mancha en la pared! Era un moco.


Bienvenido compañero

Posted: lunes, 4 de enero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Llegó a la puerta un carro negro, marca mercedes. Lo único que se podía ver, era al chofer y a la enfermera que sacaban a Rafael Jedive del carro. Se le veía en la cara, el aire evidente de su riqueza. Por otra parte, Rafael Jedive se parecía a una gallina y tenía una forma de mirar un poco insolente que daba ganas de cantarle el himno de la Bayamesa en plena cara. Ese día era para festejar los 50 años de la vida profesional de Rafael Jedive, 50 años dedicados al arte. Yo que nunca me pierdo esos espectáculos estaba frente al museo. El cortejo subió majestuosamente hasta la avenida principal. Cuando el suntuoso carro se acercó, los empleados estratégicamente situados empezaron a aplaudir. Los niños lanzaron flores y los adultos agitaron pequeñas banderas cubanas. Una gran tela fue abierta en la entrada que dijo: “Bienvenido Rafael Mendive. Viva la Revolución Cubana.” En medio de los gritos, los aplausos y los gritos de “cojones”, Rafael se levantó de la silla eléctrica muy emocionado. Con una mano hizo saludos calurosos y con la otra se dio golpes en el pecho, sacó un pañuelo rojo para sonarse la nariz. Rafael recordó las palabras de su médico sobre su presión arterial y la necesidad de evitar alteraciones o disgustos pues se sentó en la silla.


El director del museo subió sobre una silla para leer su discurso de bienvenida. Rafael Jedive no sabía de dónde sacó la paciencia para aguantar. Comenzaron los aplausos que los trabajadores habían ensayado ayer. Se calmó. Quería gritar en medio de la locura de la gente. Miraba al director del museo. Llevaba más de dos meses preparándolo y ahora se encontraba ante una injusticia. Tenía ganas de jalarse el pelo, pero recordó sus problemas de salud, pensó que si ya esperó dos horas tal vez podría esperar unas más.


Por fin llegó su hora. Los aplausos, la alegría, los trabajadores y niños que le lanzaron flores. Qué emoción para él. Por fin podría reparar ese agravio descomunal. Cuatro generaciones se batieron muy duro para honrar ese nombre. Después de vivir la mayor parte de su vida artística en el extranjero la hora había llegado. Lo iba a expresar delante de la multitud. Sí, porque fueron 48 años en el extranjero aguantando la misma indiferencia, los mismos papeles, las mismas reclamaciones. Y ahora se encontraba aquí, para recibir su medalla. Medalla de los 50 años dedicados a no se sabe quién. El no pensaba, ni quería pensar. Era mejor así. Se levantó, cogió el micrófono. Llegó su momento: “Queridos compatriotas, amigos, hermanos, es para mí un honor con perdón de ustedes decirles que hasta cuando cojones van a escribir mi apellido de esa forma, deshonrando mi familia, yo me llamo Rafael Jedive… ” Y allí mismo quedó. Murió en su tierra, después de años reclamando a la burocracia su verdadero apellido. Eso yo lo vi con mis propios ojos. Ahora a la entrada del museo aparece la frase completada, de aquel artista que dedicara su última obra performance para el pueblo: “Gracias a quienes confiaron en mí, esta Revolución sí que es grande. Rafael Mendive”

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