la libreta

Posted: viernes, 19 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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El año pasado ya no será como este, por supuesto que todo cambia. Me di cuenta que uno del primer cambio entrado en vigor, fue la nueva libreta de racionamiento. Llegó con menos páginas. De 36 bajó a 20. Mi abuela dice que seguro es una de las enfermedades de adelgazar de la casi cincuentenaria cartilla. Pronóstico, enfermedad incurable, y el enflaquecimiento se relaciona con la cercana novedad de su fallecimiento.

El nuevo pergamino se sometió a la mitad en cuanto a las páginas dedicadas al examen mensual de los productos. Es decir, antes se dedicaba una página a cada mes, y ahora contiene dos meses en igual zona. Dicho de otro modo, antes enero y febrero existían en páginas independientes, y ahora se tropiezan en una sola.
La zona consagrada a dietas médicas se racionaliza en un 50 por ciento. Antes había cuatro páginas, y ahora dos. Esto implica excluir los datos personales de los beneficiarios de las dietas, lo cual limita la vigilancia continua por parte de los bodegueros, ejemplares sagaces a los que no se les va una, y lo que no ven se lo figuran. Ellos tienen un conocimiento del barrio no superado ni por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
La arcaica libreta era jactanciosa, escandalosa, con mucho ruido y poco movimiento, como la mayoría de nosotros los cubanos. Con una cantidad exagerada de espacios y casillas, ya que para controlar un kilo, o a lo sumo dos de papas mensualmente, son innecesarios diez rectangulillos. Así pues, para un poco de arroz y azúcar, un puñado de sal y frijoles, el buche de aceite que se vende y una "ñinga" de café quincenal, no hacen falta tantas hojas. Yo me atrevería a decir que con un pedazo de cartulina se resolvería el problema con el consiguiente ahorro de papel y tinta.
De todos modos, lo que tenga que ver con la libreta de racionamiento es de suma jerarquía para los cubanos. Porque, si bien es cierto que es poco lo que ofrece, a precios subsidiados, con un poco de invento por aquí y otro por allá, los estómagos se desperezan y se calman los chillidos de las tripas, siempre empecinadas en cantar imprudentes canciones cuando se está en presencia de algún desconocido, con el cual no tenemos suficiente confianza.
Ojalá esta libreta del 2010 dure tanto como su ascendencia, porque como están las cosas, y los numerosos problemas ecológicos, entonces sí que ¡pa’ la pinga todo!

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