Eros y Thanatos

Posted: viernes, 5 de febrero de 2010 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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Francia (01 de febrero 2010)

Quítate la ropa y deja el ajustador que me gusta quitártelo con los dientes. Después te acuestas al lado mío. ¿Qué tú dices? Que tienes la regla. Eso no es nada mamacita, yo soy un vampiro. Ven acá a mi lado. ¿Qué tú haces? ¡Tú eres loca! Deja eso, no lo hagas, no, ¡nooo! ay cojones, llama un médico rápido, ay mi madre como duele, que me has hecho. Laure mira a Eduardo. Abre la ventana y bota los testículos a la calle.

(10 días después)
Bienvenidos al purgatorio. José se encontraba sentado en el piso del apartamento. La habitación tenía un aspecto de mala muerte. Olía a humedad, sarro y mierda. Las paredes estaban llenas de gusanos, grasa y moho. Una extraña mancha llevaba más de una semana en el piso. Ya formaba parte del decorado. El no había escogido ese hueco de mierda. Su vida se le desplomó. Todo era mentira. Era ella y no yo, se repetía encogido de hombro. Todo era mentira. Se encontraba con un vaso de cianuro, decidido a terminar con la vida.

Cuba (meses antes)
Ese día Francisco llega a la calle Enramadas, sin pasajeros, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Por fin encontró el amor de su vida. Hace ya dos semanas que están juntos y todo fue una casualidad. Ella trabaja en un tienda shopping del centro de la ciudad. Una tarde le llega una nota a su bolso donde estaba escrito: Te espero donde siempre, a las cinco de la tarde. Te amo. Era seguro un papel dirigido a una de sus compañeras de trabajo, pero el azar de la vida lo llevó allá. Esa tarde salía apurada de su trabajo pues tenía que despedir a un amigo que se iba para el extranjero. Salió a la calle y estiró el brazo: oye motorista, hasta la avenida Martí que estoy apurada. Cuando llegó, sacó el dinero y se lo dio sin darse cuenta de la nota. Francisco leyó la nota y fue amor a primera vista. A partir de ese día están juntos. Francisco tiempo después dejó escapar la nota bajando la calle Enramadas con su sonrisa de oreja a oreja. La nota se pegó en el zapato de un turista que iba con su grupo en dirección al aeropuerto. Cogieron un taxi. El vuelo estaba destinado para Madrid. Aquel cubano de 70 años, vivía en España hace más de cinco años.



España (31 de enero 2010)
Jubilado, había vivido la mitad de su vida en Francia. Tenía dos hijos. Eduardo su hijo mayor lo recogió en el aeropuerto, para llevarlo. Cuéntame viejo, ¿cómo encontraste aquello? ¿ Las mulatas se mantienen? Y a Fidel, ¿lo viste?
Después de un rato de conversación, llegaron a su destino. Eduardo tenía que salir ese mismo día para Montpellier, cuestiones de trabajo, le dijo al viejo. Pero no se atrevió a decirle que era más por los celos de Laure, que otra cosa. Rumbo a Francia Eduardo no se imaginaba tener aquella nota en el zapato.

Francia (01 de febrero 2010)
Al otro día en la mañana, Laure con su poco conocimiento del español, logró descifrar la cita que tenía entre las manos. Putain! Quel salop! Lo sabía, yo lo sabía que el hijo de puta este me engañaba, por algo es cubano. Pero este va a ser su último engaño. Botó el papel por la ventana, cogió una pequeña tijera de coser y se dirigió al cuarto donde Eduardo la esperaba con ganas.

Bienvenidos al purgatorio. Tres días después una enorme discusión se armó con los vecinos de abajo. La mujer leyó la nota detenidamente. Tantos años de vida en común y ya empezaron los engaños, se dijo. La discusión fue fatal y violenta. José no aguantaba a esa falsa. Tú lo que quieres es irte con otro y me estás inventando esa mierda. Después de tantos años tú eres la traidora, la que me engañaste o piensas que no lo sabía. Lo tuve aguantando durante todo este tiempo, pero se acabó. José la cogió por el cuello y la estranguló. Una semana más tarde José miraba el cuerpo de su mujer en descomposición. Cogió el vaso y se tomó el veneno.

1 comentarios:

  1. Un lugar says:

    Algo trágicos tus escritos...supongo que como a otro amigo de la red, se te ocurren historias, muy interesantes de leer. Gracias por tu comentario.Un cordial saludo Yannier. Uruguayita.

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