Filosofía tropical

Posted: domingo, 6 de diciembre de 2009 by yannier RAMIREZ BOZA in Etiquetas:
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El proyecto de José no incluía la búsqueda de oro, ni de especies, ni la ruta hacia las Indias Orientales. El siempre buscó la isla de Cuba y un día la encontró. Entonces comprobó que tenía suficientemente dinero para pagarse 100 veces ese viaje y sobre todo vivir en esa hermosa isla. En realidad era una hermosa isla. Todo era bello, dijo, "Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos han visto" y lo demás que se vaya para el carajo. Atrás dejaría la contaminación, el estrés, los problemas ecológicos, los locos, la mierda... Acá no tengo palabras para describir tanta belleza. Los árboles, las plantas, las flores de colores, los pájaros, los cocoteros, las frutas, el verrrdorrr.
El primer turista que encontró, fue en la playa. Era Español, pequeño, fuerte y con una barriga que no le permitía verse los pies. Estaba desnudo y mirando para el cielo, acompañado de una mujer de cara de burro, que llevaba a cuesta una jaula con un mono. Había en la isla otros personajes que José conoció poca a poco: un viejo retirado de la ex-KGB, desnudo, colorado y de barba verde ; un nórdico flaco y melancólico, un tipo un poco raro. Dos hombres discutían de beísbol, parecían ingleses y una pareja no dejaba de acariciarse bajo las sombras de los cocoteros, seguro eran franceses.
José cerró los ojos al mirar todo ese mundo y se esforzó por no ver nada. Decidió ir a la montaña. Alrededor había árboles de mangos, palmeras, tamarindos, aguacates, en fin la vida misma. Llegó y plantó la casa de campaña.
En medio de la oscuridad, la humedad, un poco de frío, los mosquitos lo invadían por montones. Eran miles de pequeños vámpiros. Sentía que la vida se le iba. A mitad de la noche tuvo que salir corriendo hacia un lago pantanoso. Después de unos minutos se dio cuenta de que estaba lleno de cocodrilos. Pero un hombre como él no se da por vencido muy fácil. Cuando salió del agua una banda de perros jíbaros lo siguieron. De nuevo tuvo que correr, esta vez en dirección a una cueva. Allí se encontró a un hombre con espejuelos, de mirada dura, recelosa y sobre todo con un poco de todo. El tambien llegó acá en busca del paraíso. Yo también busqué el paraíso, mi filosofía era la misma, yo hago esto, yo hago lo otro, yo me arrodillo, yo rezo para reunir fuerzas y bajar al puerto. El barco que me trajo no viene hasta dentro de 10 años. Cuando el venga no puedo cogerlo: el español que camina la playa con su mujer se va primero y así. Así que tengo que vivir más de 100 años en el paraíso. ¿Usted no me cree?

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